25 mar 2013

Y me haces feliz...

En mitad de la canción me dices que quieres vivir conmigo. Bueno... me dices que quieres que viva contigo, que aunque es similar no es lo mismo. 
Te aficionas a los bailes con tu boca en mi pelo, y  mí, que nunca se me dio bien seguir el ritmo me subes en tus zapatos, y y bailo en el baile, me miras y te rompes en sonrisas.
No te has fijado, llevo meses pintándome los labios, es una estrategia, te marco sin que lo notes y ya todas saben que la libertad es tan relativa como el rojo de  Tiziano.
Ya sabe la manta verde de flecos y cuadros que llevamos cumplidas más condenas que promesas. Más años que traiciones.
Voy a volver a marcharme, como antes, como siempre, y como siempre regresaré, para que no puedas decir que me fui, si siempre estoy volviendo.
Si vuelves a echarme de menos y tus manos no lo aguantan quiero saberlo, me gusta imaginar que tus dedos me recuerdan, más real que perfecta, pero que a pesar de todo me recuerdan.
No te muevas, no me cambies, no necesito que me esperes para siempre, pero si lo suficiente.
Que estoy estática en el puto enero hasta que llegue junio nos haga el amor y acabe con todo el hermetismo de mi cuerpo y los celos de tus poros.
Al menos ya no tienes dudas, ni dudas ni rayadas, sólo cuando bebes, pero entonces se perdonan. 
Si te da por buscarme antes que yo a ti, seré la que pasea entre la gente, la que pasa desapercibido, la de la sonrisa triste de tanto forzarla a deshoras, solo por eso...

          ...por si vienes y me secuestras,

                                             Y me haces feliz.

13 mar 2013

Sigues ahí.

Sigues ahí, a cientos de promesas de distancia. Con tus bromas, tus halagos, tus piropos y movidas. Preparando la maleta con una vida de antelación, como si así el momento fuera a llegar antes. Buscando un hotel para incendiar y una ciudad a la que matar de envidia y enseñar a bajar cremalleras.
Sigues ahí, con tus manos ocupadas en presupuestos y bricomanía. Sigues ahí, esperando para decirle a mis ojos mi nombre. Y yo sigo aquí, esperando a decirle a tu pelo el tuyo. Nos esperamos, y ninguno mueve ficha, ¿Así como carajo vamos a comernos si nadie sale de casa? Me pido las fichas rojas, elige el color que quieras menos azul, que no pega con tu boca.
Aún a tantas promesas de distancias mi ropa interior suplica tormentas en tu espalda, esas que dan paso a la calma y silencios. Tus silencios... 
Me amenazas con olvidarme si no te mando una foto, y yo esperando que necesites algo más que la carencia de mi imagen y el deshábito de mi cuerpo para borrarme de tus pupilas.
Dirás tú que la velocidad nunca nos encuentra cuando más la necesitamos, ni la urgencia se satisface, ni los deseos se soplan...