27 ene 2014

Nos quiero.


Salgo a la calle
solo por el placer de respirar  
sin que se empañen las paredes
de mi piso de estudiantes.

Los pitillos desgastados de siempre,
Cualquier jersey ancho
y un poco de incertidumbre
 en la cartera.

Paso de los pasos de cebra,
y recorro el carril bici
molestando a los ciclistas.
Les obligo a gritarme, a detenerse,
a chocar contra los arboles.
Y me digo cabrona, y me cabreo conmigo.

Compro café para llevar
 y cuento las farolas,
cuento los bares,
cuento los coches aparcados
 y cuento las veces que tropiezo
por no parar de contar para mirar al suelo.

Suelo
prometerle a esta ciudad
que no pienso comprometerme
con el tiempo.

Tengo los bolsillos llenos de agujeros,
por donde se me escapa todo lo que meto.
Todo lo pierdo.
Pierdo las llaves,
pierdo el DNI,
pierdo el móvil
y pierdo el sentido cuando bebo.
Nunca los sentimientos.

“Siempre digo la verdad, incluso cuando miento.”

Los labios eternamente quebrados
 cuando el frío me los quema,
cuando de no usarlos se me hacen pedazos.
Cuando desprecio a las parejas
que se besan
y no saben de abstinencia.

Vuelvo a casa.
Vuelvo a casa con la noche en la espalda,
con el aroma del café
en mi boca,
con los cordones desatados para no amarrar
mis intentos.

Vuelvo a casa
y la cama sigue con toda la sequía
que dejaste la última vez.
Aún me acuerdo.

Y de acuerdo,
sé masticar las sonrisas
que perdiste entre mis piernas,
pero no alimentan.

No me hagas caso,
lo que me pasa es que me canso
de no someter nuestros cuerpos
al principio de Arquímedes,
y a ver si nos ahogamos
o salimos del naufragio.

Todo depende
de la densidad del fluido
o líquido elemento.
Y con los nuestros, seguro flotamos…

Ya sabes. Nos quiero.

16 ene 2014

Al amor no se le pregunta.

La gente a la hora de querer, o de no querer, de creer o no creer. Se hacen miles de preguntas sobre el amor, y se empeñan en delimitar su significado y funciones. Incluso la duración o intensidad del mismo.

Quizás en lugar de preguntar tanto deberíamos dedicarnos a vivirlo. Porque finalmente existen tantos tipos de amores y relaciones como personas en el mundo. Puede que incluso más.

Puede que quieras a una persona en toda tu vida o a miles, puede que tengas un amor tranquilo, estable, o un amor que te consuma, que te queme. Puedes amar tanto a alguien como para querer compartir toda tu vida con ella, y aún así enamorarte de los mundos de otras personas. Puedes tener amores caducos o perennes. Puedes amar a tu trabajo, tu tierra, un gesto, un momento, una canción...
Puedes amar y dejar libre, amar y ahogar, amar y ser amado, amar y que no te amen, amar y no saberlo. Amar a alguien, desear a miles. Amar y desear a la misma persona... Amar y hacer feliz. Amar y herir. Amar, fallar y volver a intentarlo, o, por el contrario, desistir. Amar a gritos, en susurros o en silencio...

Pero si hay algo que no necesita el amor, es hacerse preguntas.


10 ene 2014

Disyuntivo.



Tú te quedas en nuestra micropenínsula de aguadulce
 inundado de tiempo sin mi.
Incapacitado para todo lo que requiera
olvidar recordarme.

te debates entre llamadas frías y distantes
de conversaciones monosílabas
que no conducen a ninguna parte
 o gastarte lo del mes en gasolina.

Y ya no sabes si amarme, odiarme,
gastarme con roces,
o rozar el delirio de buscarme
 en noches que evacuan mi cuerpo.

El corazón tiene la misma capacidad
de amar que de odiar.
La mayoría decide amar porque se cansa menos.
Aunque se rompe más.

Te aferras a tu ateísmo cargado de argumentos
Argumentando tus razones
y me aseguras que ni tú crees en él,
ni él cree en nosotros.

Que religión es dormir con alguien
 y no necesitar la puta luz del día.
No someterte a disyuntivas
Y en cuaresma también carne.


Y bien, yo digo cariño,
Disyuntivo es quererte entre regiones
Y seguir llevando el número de las veces
Que a veces me pasas.