27 may 2012

Defectos.

Como soy de cara fina no tengo esos hoyuelos en la cara que tanto os gusta, ni pelo rubio y rizos de peluquería o piernas largas, ni ojitos azules o manicura francesa, ni puedo ensuciarte la cara de rimel al besarte. 
No puedo ofrecerte pechos con los que arroparte cuando apriete el frío o te entren las ganas. No me gustan  las discotecas y bailar esa música para glúteos de gimnasio. Odio ir de compras y no te podré sorprender cada sábado con un vestido nuevo. 

Pero podemos hablar de romper en risa tu pena, de convertir en realidad nuestros cuentos, de palabras acabadas en gestos, de regar mis defectos y alentarlos con caricias, de comer en mi ombligo y hacerte inmortal, de morder tus orejas y oler tus deseos, saborear tus motivos, de llenarte de noches mis flaquezas y otros vicios...

¿Hacemos un trato? Yo venero tus maneras y tú idealizas mis pecados.

21 may 2012

Espera.

Sé de sobra que te asustan los vacíos en nuestras habitaciones. Que se te ensancha el coche en los semáforos y pasos de cebra. 
Que tiemblas al llamarme si no lo cojo al primer toque. Que admiras y odias mi manía de querer luchar contra mentes dormidas. ¿Que te pone mi rebeldía? Ya lo sé, pero te amarga no fumártela cada día. Que no soportas las tormentas de verano si no acabamos empapados. Que te acojona mi sonrisa si no la ves de frente y se la regalo a otra persona. Que has dejado de ser fuerte en el momento en el que yo he crecido.
Y no te lo voy a permitir, sigo necesitando de tus manos en mis muslos. Y eso que haces con los ojos cuando bebes la ginebra. De tu risa reventando mis oídos y poniendo en jaque mi autocontrol. Necesito que me pongas de los nervios, que despeines mi cabello y me muerdas el orgullo. Que me despiertes por la mañana, me quites las legañas y tires a la mierda el resto del mundo.

Lo necesito.
Hasta entonces... espera.



13 may 2012

La Alameda.

Al sitio más mágico de esta ciudad le sienta bien la primavera y viceversa.
La Alameda se vistió de conciencia social anoche para albergar cuerpos sedientos de Democracia y otros licores.
Curioso que me sienta como en casa en el paseo que no conoce tu risa ni mis ansias.
Sentarse en un banco y simplemente respirar, se me antoja terciopelo. Manos acariciando cuerdas, caricias haciendo música, canciones que te cuentan historias renacidas.
Supongo que esto pasará con  todos los lugares que hace de quimeras para poetas y luchadores.
Cerré los ojos y sentí el aliento de los árboles y el susurro de litronas rozando labios revolucionarios.
Algunos uniformes vigilaba nuestras gargantas con ganas de revanchas, de destruir utopías.
Pero la libertad ni se crea ni se destruye. Sólo se transforma.




11 may 2012

Como nunca.

Báilame agua, bebe en mi ombligo.
Eriza mi piel, ríe conmigo.
Amarra mi pelo, ataca a este frío.
Descalza tus pies, duerme conmigo...
Como siempre,
Como nunca.

6 may 2012

La luna.

Cuando llegaste, yo estaba allí, al final de la barra, bien jodida, pero te parecí preciosa. 
O eso me solías decir.
Recuerdo que no tuviste que mentir ni rogar mi calor.
Que ya era tuyo desde ese día, cuando me diste tu número para que pareciera menos triste.
Entendí a Descartes en un momento, me miras, luego existo...
Y yo que nunca creí en los amores a primera vista, asumo que no los habrá de otro tipo.
No ha hecho falta rebuscar en mis costuras para que el tiempo sin ti me escociera como antes.
Lo justo estaba esta madrugada la luna para hacer el amor en algún parque.
Y matar de envidia a esta falsa primavera que acecha con frío las ciudades.
He vuelto a pensar en el abismo de tus manos y se ha hecho el silencio.
Se han callado en las calzadas caminantes y aves de paso.
Pero no todos los silencios son incómodos. 
Los que están llenos de escalofríos y temblores se disfrutan con la vida.
Y si no nos vencieron las distancias ni manías, no va a hacerlo ningún recuerdo.
Aunque cargue y precipite acosadora melancolía.

2 may 2012

Recuerda

Ahora que los dos entendemos de habitaciones vacías, has de saber que mis sábanas se vuelven esparto en cada madrugada de condena en este exilio. Y me rozan, y me dejan herida...
Si mis fugas de cordura siempre han sido para encontrarte en rincones de derroche y muebles maltratados por pasiones.
Desde el principio preferiste las fragancias y humedades de mi cuerpo y la penumbra de mi cuarto, a la claridad que te brindaban los cielos despejados.
Pero entre kilómetros y semanas sedientas de reencuentros, surge la duda en tu cabeza y en mi estómago, es siempre invierno en nuestras calles, y no te paras a recordar que vivimos para salvarnos de todas esas personas que no sabrán entendernos.
Vuelve a casa, abre el primer cajón de tu mesita, saca todas mis cartas, y recuerda que te venero desde niña, cuando aún te parecía inocente mi sonrisa.