Tú te quedas en nuestra micropenínsula de aguadulce
inundado de tiempo
sin mi.
Incapacitado para todo lo que requiera
olvidar recordarme.
te debates entre llamadas frías y distantes
de conversaciones monosílabas
que no conducen a ninguna parte
o gastarte lo del mes
en gasolina.
Y ya no sabes si amarme, odiarme,
gastarme con roces,
o rozar el delirio de buscarme
en noches que evacuan
mi cuerpo.
El corazón tiene la misma capacidad
de amar que de odiar.
La mayoría decide amar porque se cansa menos.
Aunque se rompe más.
Te aferras a tu ateísmo cargado de argumentos
Argumentando tus razones
y me aseguras que ni tú crees en él,
ni él cree en nosotros.
Que religión es dormir con alguien
y no necesitar la
puta luz del día.
No someterte a disyuntivas
Y en cuaresma también carne.
Y bien, yo digo cariño,
Disyuntivo es quererte entre regiones
Y seguir llevando el número de las veces
Que a veces me pasas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Coge altura. Deja señales.