13 mar 2013

Sigues ahí.

Sigues ahí, a cientos de promesas de distancia. Con tus bromas, tus halagos, tus piropos y movidas. Preparando la maleta con una vida de antelación, como si así el momento fuera a llegar antes. Buscando un hotel para incendiar y una ciudad a la que matar de envidia y enseñar a bajar cremalleras.
Sigues ahí, con tus manos ocupadas en presupuestos y bricomanía. Sigues ahí, esperando para decirle a mis ojos mi nombre. Y yo sigo aquí, esperando a decirle a tu pelo el tuyo. Nos esperamos, y ninguno mueve ficha, ¿Así como carajo vamos a comernos si nadie sale de casa? Me pido las fichas rojas, elige el color que quieras menos azul, que no pega con tu boca.
Aún a tantas promesas de distancias mi ropa interior suplica tormentas en tu espalda, esas que dan paso a la calma y silencios. Tus silencios... 
Me amenazas con olvidarme si no te mando una foto, y yo esperando que necesites algo más que la carencia de mi imagen y el deshábito de mi cuerpo para borrarme de tus pupilas.
Dirás tú que la velocidad nunca nos encuentra cuando más la necesitamos, ni la urgencia se satisface, ni los deseos se soplan...

2 comentarios:

Coge altura. Deja señales.