9 abr 2013

Efecto boomerang.

Intentando arañar el tiempo, exprimir las horas, hacer historia entre las sábanas...
Pero al final lo que nos quedan son instantes. El pacer es efímero, pero siempre vuelve.
Porque aunque me aleje soy un boomerang (empleado para aturdir, o en ocasiones para atacar). Desesperada por acabar mi trayectoria y volver a al punto de origen, tu cuerpo. 
"Los caracoles se mueven con lentitud alternando contracciones y elongaciones de su cuerpo. Y producen una sustancia que les facilita la fricción."
¿Te acuerdas la vez que pregunté si los caracoles tenían concha o caparazón y tú te reíste pero no contestaste? Pues aún sigo sin conocer la respuesta, pero yo soy caracol como decía Kutxi, y tu eres la concha, o el caparazón, no estoy segura...
No sé vivir fuera de ti.
Y tú congelando la primavera para que no se nos escape y nos la perdamos, y la primavera que no entiende de temperaturas y se vuelve caprichosa con el cielo.
Lo pantanos desbordados y nosotros sin mojarnos, vivimos a destiempo y el Plan Badajoz se burla de nuestro intempestivo sexo.
Pero ciertos viernes nos sorprende el roce de hormonas trópicas liberando sustancias y promesas.
La felicidad no es un estado mental o de ánimo.
La felicidad es a veces, como entonces, como nosotros y tu sonrisa en mi frente y tu arma en mi vientre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Coge altura. Deja señales.