9 ago 2012

Los fantasmas somos nosotros.

Observando los tiempos que acontecen y reconozco que debido a cierta obsesión que tengo con los mensajes sociales de Benedetti, he alcanzado a darme cuenta, que el tiempo desgasta las conciencias y lo que en algún momento fueron jóvenes afiliados a un ideal, luchadores por sus derechos, con un claro objetivo donde jamás se dejaban corromper por el poder, ahora se van afiliando a las exigencias del dinero, del mercado, del aparente irrompible sistema capitalista y mundo globalizador.
Y voy más allá, gente que tiene actualmente unos principios sólidos hasta que ponen precio a los mismo y se venden por interés personal.
Es entonces cuando te conviertes en todo contra lo que luchaste tiempo atrás. 
Yo lo tengo claro, no me quiero convertir en mis propios fantasmas.
Y es que decía este autor antes nombrado, que la globalización es la obra maestra de la hipocresía
Esto es porque su discurso propone igualdad, reducir diferencias, un mismo sistema mundial, pero solo consigue afianzar las diferencias entre pobres y ricos. 
Y señores, ni una sola persona merece ser millonaria si para ello muchas deben pasar hambre.
El fin justifica los medios, únicamente cuando las consecuencias finales sean positivas, no cuando te cobras millones de vidas para que unos pocos vivan en placer.
La pobreza no es tanta si está bien repartida.

4 comentarios:

  1. totalmente de acuerdo,nadie se hace realmente rico sin explotar a los demas,esa es una falacia que nos han pretendido inculcar demasadas veces,yo diria que la pobeza no existe si estuviera bien repartida.Enhorabuena por la entrada,no se puede decir mas con menos,no crezcas nunca pequeña.

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  2. Me atrevería a decir que leíste el Alquimista de Paulo Cohelo o alguna de sus obras, es solo una suposición por tu forma de escribir, un saludo.

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  3. Pues sinceramente, aunque lo tengo pendiente, aún no lo he leído.
    Saludos.

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